Autor: Botho Steinvorth Koberg
Socio Fundador – LatinAlliance Costa Rica
Costa Rica está inmersa en una situación especial que, en caso de manejarse de forma correcta, será temporal. Se trata de un déficit fiscal que requiere de una reforma legal en la Asamblea Legislativa que le permita al Estado no solo recaudar nuevos impuestos sino eliminar privilegios y pensiones denominadas “de lujo” por su alto monto en un país cuya situación económica ni social permite pagarlos, y poner topes a los gastos del Estado.
La reforma fiscal no puede eliminar los derechos que ya han adquirido legalmente sus beneficiarios, por lo que crea nuevas reglas para los empleados públicos que aún no gozan de esos beneficios y para los nuevos empleados gubernamentales.
El proceso legislativo de reforma fiscal ha provocado una huelga general en el sector público que ha tardado más de 30 días, y por ende una situación social convulsa en el país, sin que se haya tornado violenta. El proceso legislativo, sin embargo, no se ha detenido y el proyecto de ley para lograr la reforma se espera que esté aprobado antes de finalizar el año 2018.
Todo este proceso ha provocado un alza en el tipo de cambio del colón versus el dólar E.E.U.U., pasando el tipo de cambio de venta del dólar de 565 colones a 600 colones por un dólar en menos de 30 días.
Por otro lado, durante el proceso legislativo, y antes de que el proyecto de ley sufriera el primer debate en la Asamblea Legislativa, los bonos del estado costarricense, que se comercializan en la Bolsa Nacional de Valores, sufrieron una baja sustancial en su precio, lo cual ha creado una gran oportunidad de comprar bonos del Estado Costarricense con un rendimiento de 6% a 7% anual y que vencen al corto plazo (por ejemplo unos vencen en el año 2022). Esa brecha se cerró un poco al aprobarse la reforma fiscal en primer debate en la Asamblea Legislativa. Sin embargo, antes de pasar al segundo debate, deben hacerse varias consultas al poder judicial y a otras instancias, proceso que tardaría 45 días y dentro del cual estamos. Esto ha provocado que los precios de dichos bonos en dólares no se hayan recuperado enteramente y sigue habiendo oportunidad para invertir en estos instrumentos.
Por otro lado, se prevee que el tipo de cambio se estabilice, bajando un poco en el mes de diciembre, dado que se prevee que se venderán muchos dólares para comprar colones a efecto de cubrir los gastos de pago de aguinaldos y salarios de fin de año, al igual que el pago de impuestos. Es posible que el año siguiente, 2019, el precio del dólar vuelva a subir. Esto es algo que muchos de los economistas más renombrados del país han predicho, pues aseguran que el colón sigue estando sobrevalorado y, según ellos, el tipo de cambio debiera radicar entre 700 y 800 colones por un USD.
En la parte inmobiliaria, la situación es parecida, pues los dólares le rendirán más a compradores que adquirieran propiedades cotizadas en colones. Es importante que, si lo que los adquirentes desean es ganarse un dinero al corto plazo, adquieran propiedades en zonas que sean apetecidas, pues de no hacerlo, aunque las compren a un precio menor, les será dificil venderlas posteriormente.
Ahora bien, si el proceso de la reforma fiscal no es manejada apropiadamente, la situación fiscal del país empeorará, el tipo de cambio podría ser mayor a los 800 colones por dólar y los precios de los bonos podría tardar más tiempo en recuperarse, lo cual puede significar una ventana más amplia para la inversión extranjera.