Por: José Adolfo Torres

La adquisición de empresas es una actividad profesional, generalmente solicitada a nuestra firma de abogados por aquellos clientes que conocen nuestra reputación basada en la experiencia de más de 30 años de profesión. Esta actividad se organiza dependiendo del tamaño de la operación a ejecutar, con la conformación de un equipo humano liderado por un asesor en fusiones y adquisiciones, uno o varios asesores financieros, contadores y por supuesto abogados cuyas disciplinas de formación deben ser de variado conocimiento.

Recientemente, participé como director de un equipo de LatinAlliance para asesorar a los accionistas de una empresa relevante en los países de Centroamérica. El equipo lo conformamos con un promedio de 10 abogados cuyas especialidades fueron en el área corporativa, laboral, fiscal y financiera, el proceso nos tomó casi un año.

Iniciamos escuchando a nuestro cliente sobre cuáles eran los alcances del negocio, sus objetivos, quién era la parte contraria, qué actividades realizaba, etc., a fin de poder entender a la perfección lo que íbamos a llevar a cabo, y así empoderarnos de las instrucciones recibidas. Siempre he considerado de suma importancia en estos procesos de fusiones y adquisiciones entender el negocio al que las partes han llegado, eso facilitará todo actuar en el que los abogados nos vemos sumergidos a lo largo del tiempo que tomará la actividad.

Este consejo le doy a mis colegas de equipo para que todos estemos perfectamente alineados y seamos facilitadores de los objetivos que busca el cliente. En la medida que todo el equipo legal del cliente parte esté empoderado, permitirá que su rol fluya con mucha eficiencia y se conecte profesionalmente con la parte que lo contrató y que constituya un fuerte equipo frente a la otra parte, que sin lugar a dudas procurará estar asesorada con otro equipo de profesionales de reputación.

Al haber entendido el negocio que las partes quieren alcanzar nos dimos a la tarea de estructurar una carta de intención, o comúnmente denominada memorándum de entendimiento (MOU), cuyo propósito era regular los términos y condiciones por los cuales se buscaba regular la adquisición de las empresas, así como establecer los acuerdos que permitan concretar la intención de las partes, sin que pudiese constituir en alguna manera obligación para cada parte de vender o comprar en esa etapa.  Paralelamente, suscribimos un acuerdo de confidencialidad y no competencia para proteger a nuestro cliente de cualquier uso inadecuado a la información sensible que iba a cruzar con la otra parte y a restringir cualquier actividad similar que pudiese llevar a cabo en un futuro corto, privilegiándose del uso de esa información para beneficio propio, en caso no se llevará a cabo el negocio.

En el MOU dejamos claro el objeto del negocio, sus alcances y un precio equivalente a un múltiplo a un número de veces EBITDA. Para llegar a este valor, previamente las partes habían acercado a sus equipos financieros para tener un conocimiento, mediante los estados financieros, de la empresa target y con ello estimar si había apetito del lado del comprador para efectuar tal inversión.

Dejamos en claro la necesidad de presentar estados financieros auditados a determinadas fechas, llevar a cabo una Debida Diligencia de cada empresa objetivo (Due Diligence) con el objeto de evaluar las condiciones legales, financieras, contables, operativas y demás de las compañías objeto de la compra. En todo esto fijamos fechas para realizar cada actividad a fin de que nos sirviera de hoja de ruta para que el proceso fuera eficiente y exitoso. Una vez finalizada la Due Diligence, suscribimos un acuerdo vinculante y fijamos condiciones y tiempos para poder suscribir un acuerdo de compraventa de acciones.

Después de mediar un término de tiempo importante en discutir los resultados de la Debida Diligencia, las partes nos sentamos a negociar todos los términos y condiciones que serían consignados en el acuerdo de compra de las compañías target. Esto significó una tarea de muchísimas horas de trabajo, y una capacidad de comunicación que permitiese construir un documento legal que satisficiera a ambas partes. En esta clase de documentos se suele hacer: una recopilación histórica sintetizada de lo que ha mediado en el proceso; la representación de cada parte interviniente sobre su capacidad de contratar; un glosario de definiciones que permita establecer el significado de cada palabra adhoc al tipo o clase de negocio que se está realizando; el precio final de lo convenido y su forma de pago; establecimos fechas de firma del acuerdo y fecha de cierre de la compraventa sujetos al cumplimiento de condiciones de perfección y del estado de las compañías objeto de compra; condiciones para ajustar precio de venta en caso de ocurrencia; documentos entregables, condiciones previas al cierre; garantías de la parte vendedora como de la compradora; consignamos las contingencias detectadas en la Debida Diligencia y fijamos un escrow account; establecimos responsabilidades para cada parte en caso de incumplimientos y una cláusula de terminación contractual, finalmente fijamos lugar para dirimir las diferencias del contrato y un foro arbitral para conocer tales diferencias en caso que las partes no pudiesen encontrar una solución satisfactoria.

Es un poco complejo recoger o sintetizar en estas líneas un proceso tan variado, dinámico e intenso en estas actividades de fusiones y adquisición de empresas, pero he tratado de reflejar esa caracterización por medio de este pequeño aporte para que el lector pueda comprender que estas actividades profesionales deben estar siempre en manos de expertos y de firmas legales de reputación.

En LatinAlliance Abogados Centroamérica, tenemos más de 30 años de venir trabajando en esta área. A lo largo del tiempo hemos participado en la compraventa de Bancos, Compañías de Seguro, Puesto de Bolsa, Empresas de Retail, y muchas más que nos ha dado la capacidad y experiencia comprobada para acompañar a los clientes, tanto en el lado del vendedor, como del comprador, aportando nuestro conocimiento para proteger sus intereses desde el lado en que participa. Podemos afirmar que nuestro rol en cada operación le ha dado valor a la operación en beneficio de la parte que nos contrató, poniendo a disposición un equipo humano de alta experiencia en las diferentes áreas, con una capacidad de comprensión y comunicación que hace eficiente y dinámico los procesos de fusiones y adquisiciones, que conllevarán a que la operación sea exitosa y beneficiosa para nuestro cliente.